jueves, 30 de mayo de 2013

Bibendum, el logotipo que hizo famoso a Michelin



De todos los logotipos automotores, el más famoso es el Bibendum de Michelin. Elegido como el logotipo del siglo XX por numerosas revistas, agencias publicitarias y periodistas del automóvil, el Bibendum fue y sigue siendo un logo simpático, popular, carismático y hasta inolvidable.

Sin proponérselo, Bibendum le otorgó a Michelin un lugar en el lenguaje del taller, donde se les suele llamar a los ayudantes “Michelin”, por su carácter alegre, desenfadado y trabajador. ¿Cuál es la historia de Bibendum?

La historia de este personaje publicitario de peculiar silueta y particular sentido del humor, tiene todo lo excepcional que se puede aspirar para cautivar al público, incluso su insólito nombre. Dicen que las grandes ideas son fruto del azar y ésta es un ejemplo porque logra unir en un solo propósito a personas tan diferentes como pueden ser: un ingeniero, un dibujante de carteles, un poeta clásico, un publicista y un corredor de automóviles. Todos aportaron su inteligencia para engendrar a Bibendum.

Cuentan que en 1883, André Michelin (uno de los hermanos Michelin) defiende “las ventajas del neumático” en una conferencia ofrecida en el Colegio de Ingenieros Civiles de París. Como lema de su conferencia, André repite una frase que hará historia: “El neumático se traga los obstáculos”.

En 1884, durante la Exposición Universal y Colonial de Lyon, Francia, los dos hermanos Michelin observan en su stand una pila de neumáticos de diferentes tamaños que luce como una silueta. Edouard le comenta a André: si tuviera brazos parecería un hombre. Ese comentario quedó impreso en la memoria de André.

Pasó el tiempo y en 1887, el dibujante Marius Rossillon (quien firmaba sus trabajos con el seudónimo de O’Galop) presenta a los hermanos Michelin algunos proyectos publicitarios. Entre ellos había un cartel que recreaba un cervecería donde un alemán fortachón levantaba su copa y decía en latín: “Nunc est Bibendum” (que traducido significa “Y ahora bebamos”, en alegoría a un verso del poeta griego Horacio.

La fértil imaginación de André, enlaza en una sola idea varios elementos: la silueta humana que aparenta la pila de neumáticos, su frase de “el neumático se traga los obstáculos” y la figura del gran bávaro. Tal idea la comenta con su hermano y el dibujante, para una vez redondeada, le pide a O’Galop que realice un cartel con todos estos elementos.

Al año siguiente, 1888, O’Galop ha diseñado un cartel bajo las instrucciones de André. Se refleja un banquete donde un importante personaje, hecho de neumáticos, levanta su copa llena de clavos y vidrios (principales enemigos de los neumáticos entonces) y dice: “Salud, el neumático se traga los obstáculos”. El muñeco de Michelin mostraba con cierto orgullo, los atributos de los signos de la prosperidad de aquellos tiempos: el anillo de oro, fumaba un puro habano y era corpulento, como la mayoría de los dueños de automóviles entonces. Las gafas las tomó prestadas de André.

Ya estaba el muñeco, pero el nombre ¿quién lo bautiza? Sucede en la carrera París-Ámsterdam-París, un famoso corredor (Théry) reconoce a André Michelin entre el público y le grita: “Miren, Bibendum” alegre porque se vehículo no se había ponchado en todo el trayecto con los neumáticos Michelin. Así quedó bautizado para siempre el muñeco de Michelin, que se bebía los inconvenientes del camino para llegar seguro y feliz a final del viaje.

Doy por descontado que si los neumáticos Michelin no tuvieran la excelente calidad que los caracteriza, Bibendum no fuera tan popular. Ni tampoco Michelin se conociera lo mismo si el simpático y siempre gran amigo Bibendum, no fuera uno de los mejores representantes publicitarios del mundo.