lunes, 3 de junio de 2013

Orden y practicidad en la habitación


Los padres tienen en sus manos la importante tarea de transmitir a los hijos desde la infancia valores cruciales como el orden y la higiene. Ambos van de la mano e inciden en la salud y el bienestar de las personas dentro y fuera de la casa.

Se puede iniciar esta enseñanza desde que los pequeños se preparan para el preescolar. En esta etapa de su desarrollo comprenden a cabalidad una orden dada por los adultos para que recojan sus juguetes, su ropa, sus zapatos. A medida que van creciendo, ganan responsabilidades en la escuela, con lo cual aumenta el mobiliario en su habitación, las pertenencias (entonces tienen libros, creyones, cuadernos de los que ocuparse).

Aunque estén cansados y quizás quieran tomar una siesta al llegar de la escuela deben ordenar sus libros en el lugar establecido para ello, guindar su morral, cambiarse de ropa y colocar el uniforme en la cesta de ropa para lavar, entre otros.

La higiene de la habitación depende de la periodicidad de la limpieza que haga mamá u otro adulto. Pero los niños pueden ayudar a mantenerla en óptimas condiciones si sacuden fuera de casa su calzado, recogen en su lugar los juguetes luego de utilizarlos; también, evitando comer sobre la cama (para ello pueden tener un pequeño escritorio) para que no derramen sobre la lencería los alimentos o bebidas que estén consumiendo en ese momento.

Para colocar cualquier desecho o desperdicio, quizás de la realización de proyectos para la escuela o de alguna golosina que coman con los amigos, es necesaria una papelera. Debe tener una tapa que cierre completamente.

No obstante, se les debe indicar que no coloquen en ella desechos orgánicos, agua u otro líquido; solamente residuos secos como papel, envoltorios de plástico, la viruta del lápiz o de los creyones, recortes de cartulina o similares, entre otros.

Si la habitación tiene alfombra o tapete será necesario que un adulto les pase la aspiradora para sacar el polvo que se acumula en este accesorio. Si son de mediano tamaño los puede sacar de la casa y sacudirlos enérgicamente en un lugar donde no resulte perjudicial para otras personas.

Con respecto a los cojines, almohadones o similares, también se deben sacudir periódicamente, además de cambiar los forros por unos limpios por lo menos cada semana.

Los niños pueden realizar esta tarea, a menos que padezcan alguna alergia o problema respiratorio. Luego, los colocarán de vuelta en su lugar para obtener una atmósfera armoniosa y limpia en su cuarto.

Luego de lavar las sábanas, cobertores y demás elementos textiles utilizados en el dormitorio se puede pedir a los niños y jóvenes que ayuden a tender de nuevo la cama o guardar en su lugar la ropa de cama limpia. De esta manera aprenderán -con la práctica y bajo la supervisión de los padres- a tener una cama bien arreglada y a devolver a las gavetas o cajones correspondientes las sábanas, fundas de almohadas, cobijas.

Algunos accesorios y juguetes también se pueden lavar cada cierto tiempo

Los puede colocar en un tobo plástico, con agua y unas gotas de champú para sacar la suciedad pegada. Después de secarlos bien los chicos pueden colocarlos de vuelta en su sitio.

Sobre las horas de juego, es importante que laven sus manos muy bien después de disfrutar momentos divertidos con los hermanos o los amigos de la escuela para evitar la propagación de bacterias.

Marilin Pino
mpino@eluniversal.com