viernes, 5 de julio de 2013

Renault Clio

 
El Renault Clio no ha querido renunciar a un tipo de modelo que, aunque no aspira a registros de venta de liderazgo, sí tiene atractivos, muchos de los cuales aparecen en la nueva generación de este Sport Tourer.

Uno de esos atractivos está en lo bien que ha seguido esta carrocería familiar los cánones de diseño imprimidos en la cuarta generación del Clio Berlina, hasta el punto que medio vehículo, desde adelante hacia el centro, es idéntico, y el otro segmento totalmente novedoso.

Así, pues, repetir que en el frontal del Clio Sport Tourer se puede apreciar un capó largo, levemente inclinado. Asimismo, la parrilla estrecha y longitudinal con el logotipo del fabricante marcando presencia, los faros en forma de lágrima y, por debajo, la toma de aire con los faros antiniebla en sus extremos.

De la silueta lateral se recoge una poderosa subida de la línea de cintura desde el pilar central que habilitan dos juegos de ventanillas estrechos, a los que come superficie la visible bajada de la línea del techo.

Por detrás, el portón se alisa bastante en su superficie, un discreto alerón confiere un sutil toque deportivo y los pilotos tienen una profunda penetración en el lateral, al tiempo que toman la zona del portón.

Conservando la misma distancia entre ejes que la berlina, la cota exterior modificada y más llamativa es la del voladizo posterior, que crece en casi 20 centímetros, y es la justificación sobre la que se sustenta la carga que puede absorber este modelo.

Renault ha cuidado en el Clio Sport Tourer muchos detalles de monovolumen adaptado a este segmento urbano, como una forma de compensar la desaparición del Grand Modus y dejar limitada las opciones a las carrocerías berlina, familiar y SUV (Captur).

De este modo, el maletero toma una capacidad ciertamente interesante de 443 litros, pero que abatida la segunda fila de asientos puede ampliar el área de carga hasta 1.380 litros. No queda ahí el juego numérico de las posibilidades de este maletero, pues, por ejemplo, el umbral de carga queda a 60 centímetros del suelo.

Una característica que hace más fácil poder depositar objetos pesados. Sorprendentes son también las dimensiones de anchura (88 cm) y de altura (68 cm) de la boca de carga.

Y por si no fuera suficiente, en el asiento delantero del acompañante se puede abatir el respaldo y dejar espacio para objetos de hasta casi 2,5 metros de longitud.

El maletero, aparte del piso bajo que le concede el umbral de carga, ofrece una superficie plana, e incluso, debajo de ese piso, añade 85 litros.

La vida a bordo tiene el añadido de una superficie extra en altura de 1,5 centímetros en las plazas traseras. Pero, por lo demás, no se desmarca de las sensaciones vividas en la berlina.

Donde sí hay comodidad aceptable en las plazas delanteras, con buena panorámica y sujeción a los asientos. En las traseras, sigue estando un poco justa la separación entre filas de asientos y da espacio para ubicar tres personas. No puede pasar por alto el feeling que transmite la calidad y terminación de elementos y acabados.
El Sport Tourer confirma el buen manejo que se ha hecho con la colocación de los instrumentos, siempre a mano y rápidos.

La panorámica por delante y en el lateral más próximo es casi perfecta, pero en el lateral trasero y en la zaga la escasa superficie acristalada resta visibilidad. El Clio Sport Tourer asume las motorizaciones de la berlina y entre ellas, la principal novedad del propulsor de gasolina tricilíndrico de 0.9 litros y 90 CV de potencia.

El motor ofrece una baja sonoridad, aunque en el habitáculo suban algo los decibelios. En cuanto a comportamiento hay facetas muy interesantes como la alegría que expresa en las recuperación siempre a partir de las 2.000 revoluciones, pues, por debajo, retarda algo la acción.

Ángel Alonso/Efe Reportajes