lunes, 3 de junio de 2013

Polo bluegt de Volkswagen


La firma alemana se ha apuntado un tanto con el sistema de Gestión Activa de Cilindros (ACT), que puede desconectar la mitad de estos componentes, en función del régimen de marcha para conseguir un atractivo ahorro de combustible. Y este invento lo ha trasladado, como pionero, antes que a ninguna otra de sus berlinas de rango superior, al modelo Polo, en su versión deportiva GT, ahora con el factor de sostenibilidad tan avanzado que incluye el término Blue como sinónimo de eficiencia. El Volkswagen Polo BlueGT, un modelo pequeño, urbano, es receptor de una tecnología avanzada que no distingue tamaño o segmento en el que se encuadra. Es seguidor de la estrategia que la casa de Wolfsburg imprimió con el aún más pequeño "up!", cuando le dotó de una sistema de frenada automática para mitigar el efecto de una colisión.

El sistema ACT, iniciativa de Audi -la marca premium del grupo Volkswagen- es ahora sinónimo de un motor de cuatro cilindros (Polo BlueGT), cuando hasta ahora su recepción era propia de sofisticados propulsores de 8 y 12 cilindros de las grandes berlinas del fabricante de los cuatro aros.

Esta democratización de las innovaciones ha hecho del Polo BlueGT una opción que combina con suma inteligencia prestaciones deportivas con una eficiencia en consumo y emisiones de primera. Lo cual echa por tierra esa especie de teorema en el mundo del automóvil de que conducir en la esfera de la diversión se tiene que traducir en desembolsos económicos importantes.

El Polo BlueGT se identifica con la versión motriz de gasolina con sistema de alimentación de inyección directa TSI, 1.4 litros de capacidad y una potencia de 140 CV. Caracterizado por una ligereza constatada en los 114 kilogramos de peso, debido al concurso de un cárter fabricado en aluminio fundido a presión, frente al anterior de fundición gris que arroja un peso 22 kilogramos superior. Aparte de las reducciones en los pesos de bielas y cigüeñal. Entre las percepciones subjetivas de las propiedades que aporta este motor está una enorme alegría en sus recuperaciones por la presencia de un pequeño turbo de alta eficiencia.

Pues no en vano acelera, desde salida parada, en sólo 7,9 segundos, en buena complicidad con las recuperaciones en marcha alta. Y todo ello con un sonido levemente ronco que avisa de su presencia en aceleraciones súbitas o si se quiere mantener un alto registro de régimen de giro. La entrega de par es sumamente rápida y desde muy bajas revoluciones.

Las apreciaciones objetivas vienen marcadas por números en el orden del consumo que el fabricante coloca en 4,5 litros y que en prueba apenas pasó de los 6. En ambos casos registros muy próximos que ponen el acento en la sabia consecución, por parte del fabricante, de una prestación óptima. A ello se unen unas emisiones de CO2 de tan sólo 105 g/km.

En consumo tan competitivo, el protagonismo del sistema ACT está en todo lo alto, con el añadido favorable de que la desconexión del segundo y tercer cilindros (que es el caso en este Polo) no resta capacidad de respuesta alguna al coche, pues al mínimo toque de acelerador recupera la operatividad plena de los cuatro cilindros.

La actuación del ACT permite, según las medidas del fabricante, una reducción de 0,4 litros cada cien kilómetros, dentro de un ciclo de guiado estándar, y de hasta 1 litro, en el tráfico urbano.

Los componentes del ACT sólo tienen un peso de 3 kilogramos y están integrados en la tapa de la culata, mientras dos rodamientos reducción la fricción de los árboles de levas.

A los beneficios del ACT se une un equipamiento cuidado para alcanzar estos bajos índices de consumo y de emisiones, como el sistema de parada y arranque automáticos start/stop, un poco brusco en la fase de arrancada, los sistemas de la recuperación de energía de frenado y piezas estructurales aerodinámicas.

Ángel Alonso

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