viernes, 12 de julio de 2013

Cuarta generación del Toyota RAV4


El nuevo Toyota RAV4, presenta la realidad constatada de muy importantes modificaciones tanto externas como internas, que llevan su imagen visual a tomar un posicionamiento más de berlina, aunque en sus equipamientos guarde condiciones excelentes y sorprendentes para el off road, que ya fueron perfectamente contrastadas en el modelo de la tercera generación. Los cambios se inician con sus medidas; la longitud recibe 20 centímetros más que su predecesor y la distancia entre ejes añade 10 centímetros, con lo que el apartado de habitabilidad queda en un plano teórico y práctico excelente.

Las condiciones off road se penalizan con una reducción de la altura libre del suelo en 2,5 centímetros y la misma magnitud global se acorta otro tanto, lo que lleva al vehículo a mejorar el centro de gravedad.

El RAV4 de la cuarta generación adopta en el frontal un capó inclinado, aunque visible en sus laterales desde el puesto de conducción por dos nervaduras que lo sobreelevan.

La parrilla, corta, aparece tomada en buena parte por unos faros que sugieren formas rectangulares y resaltadas por la posición de los tres círculos que conforman el logotipo de la marca.

Las defensas toman la agresividad propia de estos coches todoterreno para infundir confianza y el detalle de los antiniebla a sus lados, no por repetido, en casi todos los modelos, le resta originalidad.

La silueta lateral del Toyota RAV4 está muy marcada por la alta línea de cintura en progresión desde el primer pilar. Ha sido adelantado para ganar en visión panorámica, la zona invisible del pilar central y los poderosos pasos de rueda que se desmarcan de su zona de la carrocería con un leve saliente para realzar músculo.

La trasera es de dominio absoluto del portón, ahora de apertura de abajo a arriba, en lugar de hacia un lado como en el modelo anterior. En esta versión probada, ha sido de apertura automática, opcional, pero aconsejable ante lo leído en pruebas de otros medios especializados que ponen el acento crítico en las dificultades de la opción manual.

Este portón recoge también la profusión de relieve del auto con un saliente de la chapa para desmarcarse de la zona acristalada.

La modificación de las cotas exteriores tiene inmediata traducción práctica en las condiciones de habitabilidad.

Muy buenas en todas sus manifestaciones de confort, practicidad y modularidad.

Los asientos son muy cómodos y ganan el plus de una banqueta alargada en dos centímetros, así como mejoras en los ángulos de inclinación en los respaldos.

La segunda fila de asientos no juega a los equívocos habituales con la plaza central y puede asentarse cualquiera con la misma calificación de comodidad que en las laterales.

El maletero da para unos sorprendentes 547 litros, con 100 de añadido bajo el suelo, siempre que se opte por renunciar a la rueda de repuesto tradicional y se prefiera un kit antipinchazos. De cualquier forma, ese habitáculo oculto aloja perfectamente una quinta rueda. Sobre esos parámetros en el estándar de las cinco puestos, la segunda fila es abatible en la porción 60:40 y deja espacio para una carga de 1.167 litros bajo un suelo plano. La comodidad y practicidad para los pasajeros choca con la disposición que en el interior se ha hecho de los instrumentos de navegación. Tampoco es acertada la relevancia que se da a los relojes del cuentakilómetros y cuentarrevoluciones de visión dificultosa, y el manejo del computador de a bordo requiere tiempo para familiarizarse con tal clasificación de funciones. Eso sí, este RAV4 deja buen sabor de boca en cuanto a calidad de los materiales, sin excesos, al tiempo que sorprende con algún elemento decorativo original como un nuevo saliente acolchado, en la parte baja del salpicadero hacia la zona del acompañante.

Ángel Alonso

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