Algo te molesta desde hace meses y es que tu 
colega hace mucho menos trabajo del que le toca, sobrecargando al resto del equipo. Se le ve hablando, haciendo un tour por los cubículos, tomando breaks de almuerzo de más de dos horas, además, hace llamadas personales a cada momento, compra ropa por Internet, revisa los forwards que le llegan por el e-mail, y el colmo: incumple fechas de entrega, y se va temprano de la oficina.
colega hace mucho menos trabajo del que le toca, sobrecargando al resto del equipo. Se le ve hablando, haciendo un tour por los cubículos, tomando breaks de almuerzo de más de dos horas, además, hace llamadas personales a cada momento, compra ropa por Internet, revisa los forwards que le llegan por el e-mail, y el colmo: incumple fechas de entrega, y se va temprano de la oficina. ¿Qué hacer con un compañero de trabajo flojo? Psicólogos organizacionales aconsejan hacer un diario donde se anoten todos aquellos hechos que demuestren el bajo rendimiento del colega: incumplimiento de fechas de entrega, de horarios, de responsabilidades, trabajo improvisado, con errores, quejas de clientes por retrasos, y testimonios de otros integrantes del equipo que acusen una sobrecarga laboral. El paso siguiente es tener una conversación privada con el individuo en cuestión. Algunos consejos: evitar actitudes defensivas, ser lo más amistoso posible, no adjetivar, ni utilizar expresiones como "flojera", "echar el carro", más bien darle el beneficio de la duda y preguntarle si está atravesando alguna situación personal que lo tiene disperso (muerte, divorcio, bancarrota).
Luego hacer un breve recuento de los hechos que demuestran su bajo rendimiento y cómo ha afectado al departamento. Igualmente, hay que decirle que otros compañeros han expresando disconformidad con su desempeño.
No olvidar anotar en el diario la fecha de esta primera reunión, y un resumen de los argumentos intercambiados.
Después, lo único que queda es sentarse a esperar que sucedan los cambios.
A veces las personas no se dan cuenta de que pierden el tiempo, simplemente consideran que están siendo amigables.Un artículo del New York Times refiere que a pesar de la crisis económica y los despidos masivos, la gente no está siendo más productiva.
Todo lo contrario: el rendimiento ha venido en picada porque muchas veces el personal pasa más tiempo hablando de sus problemas financieros, que trabajando.
Prueba de fuego
Una buena manera de probar si de verdad hay voluntad de cambio es esperar a que venga otra fecha de entrega importante y observar cómo procede la persona.
Pasada la tormenta, vale la pena preguntarse: ¿hizo su parte?, ¿siempre tuvo una excusa para no asistir a las reuniones?, ¿de nuevo sobrecargó a los demás por su dejadez?, ¿hizo que el equipo quedara mal?, ¿no tuvo problemas en atribuirse los mismos méritos que el resto?
Reportar la situación al jefe debe ser el último recurso, pero si la desidia se cronifica hay que hacerlo, señala careerknowhow.com. Lo recomendable es limitarse a hacer un frío recuento de los hechos que se han venido anotando, incluida la reunión privada con el sujeto. Es importante citar fechas. El tono de la conversación debe ser desapasionado y profesional.
Es probable que el jefe ya se haya percatado del problema, pero igual hay que reportarlo, más si usted está trabajando extra, sin ninguna compensación a cambio.
El ABC del soplón
-Solemos saber mucho del trabajo que realizamos, pero casi nada del que hacen nuestros compañeros de trabajo. Por lo tanto, antes de reportar un supuesto subdesempeño, es preciso informarse bien acerca de lo que está sucediendo.
-Frente a la situación de un empleado "irresponsable", hay quienes aprovechan para lucirse, asumiendo cargas adicionales sin preocuparse por lo que el compañero de trabajo deja de hacer. Esto lo asumen con el fin de quedar bien con el jefe o directivos y además ser considerados para un ascenso.
-Expertos opinan que no reportar la dejadez crónica de un empleado puede causar frustraciones personales y un impacto negativo en el resto del equipo.
-Puede que sea necesario reunirse por segunda vez con el supervisor, en caso de que el compañero de trabajo no corrija su baja productividad.
-Si la desidia del compañero ocurre bajo la mirada cómplice del supervisor, lo recomendable es que el afectado se reúna con el jefe y el colega en un lugar preferiblemente neutral, como un café cerca de la oficina.
