viernes, 10 de mayo de 2013

Nissan Juke 1.6, potencia y diseño




Adopta una construcción llamativa con un poderoso componente de diseño que se plasma en un frontal musculoso, donde las luces de los intermitentes se incrustan en una zona acristalada de la parte superior de estilo vanguardista y los faros adoptan una forma esférica que conjuga lo clásico y lo moderno.

La zona lateral es recorrida por una alta línea de cintura y un marco acristalado en las formas trapezoidales irregulares, todo ello subrayado con unos anchos de vía  prominentes. La trasera retoma el músculo de la parte delantera con un portón muy abombado y saliente hacia el exterior y unos pilotos que toman buena parte de ese portón. A bordo se puede recurrir a la división de opiniones, según la ubicación. Si va en la fila delantera, estupendo: buena posición visual y amplitud para estirar las piernas.

Los asientos expresan comodidad, aunque en la sujeción dejan alguna que otra reserva, porque no ajustan bien la zona troncal en caso de trayectos con muchas curvas. Otra cosa son los asientos traseros, donde el primer contrapunto se percibe en el acceso, con un marco de entrada y salida muy angosto, proclive a llevarse el doloroso coscorrón. La ocupación se hace también un poco difícil por la excesiva verticalidad del respaldo y luego la separación entre filas no es de las que llamen a estirar piernas cuando estas se agarroten en un viaje largo.

El maletero, en cuanto a capacidad, tampoco es una novedad. Certifica unos exiguos 251 litros, con el agravante de que no se pueden ampliar, pues la segunda fila de asientos no se desplaza y a lo máximo que se llega es a su abatimiento, con el recurso favorable, eso sí, de dejar un suelo plano.

El escenario propuesto por el Nissan Juke es muy juvenil y agradable, con una sensación bastante poderosa de buenos acabados en los componentes y terminaciones adecuadas. Hay una buena disposición de los instrumentos para que vista y manos accedan con la suficiente intuición sin  distracciones. De botonadura, la justa; lo que también se agradece, y con la inteligente distribución para hacerse con ella de primeras.


El recorrido por el coche tiene una parada necesaria en el motor, el tope de gama, gasolina 1.6 turboalimentado con 190 CV. Es decir, tan dentro de los cánones del downsizing que el fabricante le atribuye prestaciones de un 2.5l clásico. Este propulsor, de inyección directa gasolina y turbocompresor, tiene comportamientos deportivos con bastantes matices.


No se puede obviar que el coche corre mucho y toma y mantiene con decisión altos registros de velocidad. Por contra, demanda, para asegurar esas prestaciones, un alto régimen de giro que se deja entrever pasadas con creces las 3.000 revoluciones. Exigir recuperaciones rápidas por debajo de ese umbral lleva necesariamente a la reducción de marcha.

En una circulación ciudadana se agradece ese punto de reposo que tiene para proceder a una conducción tranquila y favorable en el apartado económico.

Una de las particularidades de este Juke, respecto a los ya probados, estás en el equipamiento de una tracción integral permanente 4x4, solo de este motor.
El Juke hace honor a su condición de crossover solo en limitados escenarios fuera de la carretera, pues el asfalto es donde mejor se mueve. La faceta aventurera se queda para caminos forestales de mediana dificultad y eso que aporta una altura libre del suelo de 18 centímetros, más que apta para rebasar obstáculos.

El sistema All-Mode 4x4 reparte a la mitad el par motor entre ambos ejes, así como entre las dos ruedas traseras, gracias al concurso del sistema Torquing Vectoring System (TVS), donde en la trazada de una curva envía fuerza a la rueda trasera exterior para reducir y amortiguar los efectos tirón del eje delantero. La forma de actuar de este dispositivo se ve con un testigo en el cuadro de instrumentos.

Fuente: Ángel Alonso/Efe Reportajes

Subscribe via email

Enter your email address:

Delivered by FeedBurner