miércoles, 12 de febrero de 2014

Lograr armonía en el dormitorio



Se calcula que alrededor de un tercio de la vida de cada persona se pasa durmiendo y que la mayoría de las veces lo hace en una habitación. Un espacio que puede tener desde una decoración muy simple hasta una muy cargada, según la selección de elementos y el gusto personal.

Y es que los muebles y otros artículos en los dormitorios varían dependiendo de las preferencias de sus usuarios, de las posibilidades económicas y de las tradiciones familiares y locales. Pero para ser considerado dormitorio siempre debe tener una cama.

Recinto de paz

Un dormitorio es una habitación privada donde la gente suele dormir y relajarse. También recibe los nombres de alcoba, aposento, estancia, cámara y cuarto, como más se conoce en nuestro país.

Casi siempre el mobiliario estándar de estas habitaciones consiste en muebles específicos.

Una cama con mesitas a los lados, una mesa con un televisor, closet y un mueble con gavetas.

Pero como ello depende del gusto del usuario, hay quienes agregan sillas, un teléfono, escritorio, cuadros, lámparas de mesa, entre otros objetos, dependiendo de las actividades que se realicen en el espacio. Pueden incluir desde dormir, leer, mirar la televisión, reposar hasta conversar o alejarse un poco del mundo exterior.

Se recomienda que el dormitorio sea una habitación con ventanas que den hacia el exterior para que pueda ser ventilada diariamente.

El mejor sistema para aislarlo de la luz exterior es proveerlo de cortinas o persianas.

Un buen aislamiento acústico también resulta conveniente para procurar un buen sueño.

Orden y armonía

Además, el tipo y la posición de las camas puede contribuir a la potenciación del espacio usado como dormitorio.

Para ello se puede hacer uso de diversos sistemas como literas, triliteras, camas dúplex y las plegables, en caso de habitaciones muy pequeñas o en las cuales se necesita ahorrar espacio.

Los colores claros ayudan a darle amplitud y luminosidad a los aposentos. Además de contribuir a generar sensaciones de tranquilidad y reposo.

También la iluminación debe invitar a la relajación y al bienestar. Para que sea confortable necesita la flexibilidad que los diferentes tipos de luz le pueden. En tal sentido, hay que distribuir la iluminación por toda la habitación de acuerdo con su utilidad y los hábitos personales de los usuarios.

Además de una lámpara de techo que se debe poder encender al ingresar al dormitorio de forma tal que permita visualizar la totalidad del espacio antes de dirigirse a un lugar específico, se pueden colocar focos dirigidos a sitios determinados como el closet. También, una lámpara -preferiblemente con brazos articulados- en la cabecera de la cama que se pueda usar para iluminar el material que se va a leer, si es el caso.

Combinación ideal

No hay que olvidar que los colores y materiales de las paredes, pisos, techos, cortinas y mobiliario contribuyen a una mayor o menor reflexión de la luz; y que los colores cálidos se acentúan con las luces incandescentes.

Cuando se colocan plantas, no más de dos, en los dormitorios es preciso tener en cuenta que deben ser de hojas para que absorban menos oxígeno y deben estar colocadas lo más lejos posible de la cama.

Edén Valera

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