Llevar una agenda con las actividades del día ayuda a optimizar el rendimiento. Marilin Pino A. El Universal.
Montones de papeles por un lado, hojas sueltas por otro, revistas y carpetas apiladas en una esquina... Este panorama de un escritorio da mucho qué pensar. ¿Se está mudando de oficina? ¿Está haciendo una limpieza? ¿Es lo habitual en su sitio de trabajo? Si se trata de la última alternativa, quizás habrá que evaluar el rendimiento del trabajador, su desempeño, en relación con tal desorden. La lógica apunta a que mientras más ordenado y limpio esté un ambiente, mayor será el rendimiento del trabajador y su salud será óptima.
Como en casa
La limpieza doméstica implica deshacerse de lo que ya no se necesita y colocar cada elemento en un lugar fijo e identificable.
Así debe funcionar también en el lugar de trabajo. Los informes para firmar pueden estar en una bandeja o gaveta, los ya firmados y listos para enviar a otros departamentos en otra; los casos cerrados, facturas pagadas, en un archivo, las actividades del día o de la semana anotados en la agenda.
Se trata, simplemente, de sacar el mayor provecho al tiempo que pasamos en la oficina, para lograr un alto rendimiento y, además, mantenernos saludables.
En pasos sencillos
La primera recomendación para poner orden en el caos de la oficina es sacar del escritorio literalmente todo y colocarlo en un mesón aparte o un estante. Botar todos los papeles que no son necesarios, vasos rotos o tazas quebradas, artículos de oficina dañados (portalápices, archivadores). Cuando haya eliminado los trastes puede colocar primero los objetos grandes y de uso permanente para su labor.
Es decir, el teléfono, la agenda de trabajo, el libro de registros, la computadora o laptop, el calendario. Después se pueden colocar los objetos medianos, como las carpetas y archivadores, libretas de notas, portalápices. En una gaveta, coloque la engrapadora, los CD, pen drives, perforador, cinta adhesiva.
Una vez que el contenido del escritorio esté organizado podrá visualizar cada material con precisión y no perderá tiempo levantando una y otra vez las pilas de papeles para encontrar ese informe que el jefe requiere con urgencia. De más está decir que si esto lo hace en su presencia dará la imagen de una persona desordenada, poco eficiente.
Por otro lado, la falta de higiene y organización de su espacio puede llevarle a extraviar documentos valiosos o a mancharlos de grasa si come frente a la computadora.
Si no tiene organización, lo más probable es que le tilden de poco eficiente. Definitivamente, un escritorio desordenado no brinda un ambiente sano, agradable y próspero para el desempeño profesional.
Un ambiente saludable
-Llevar a casa un resfriado atrapado en la oficina es cruel y no tiene razón de ser. Para mantenerse saludable se pueden seguir sencillas normas de higiene de aplicación periódica.
-Limpiar con toallitas desinfectantes el teléfono, teclado de la computadora, el ratón, los estantes o muebles del escritorio, así como cualquier otro objeto de uso frecuente en su oficina. Con ello eliminará los gérmenes que allí suelen "hacer su vida", restos de comida, polvo.
-Lavarse las manos con frecuencia significa antes y después de comer, cada vez que vaya al baño; antes y después de estornudar o toser y siempre que las sienta sucias. Puede comprar un gel desinfectante instantáneo para las manos y tenerlo en su escritorio.
-Lamentablemente, los compañeros que están resfriados no se quedan en casa. Lo que puede hacer es mantenerse alejado de ellos, sin caer en faltas de educación.
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