Aunque no lo crea puede resultar más fácil de lo que parece al poner en práctica sencillas medidas de recolección de la basura, reducción de residuos y métodos de clasificación -orgánicos e inorgánicos-, higiene de los espacios. Todo es factible con organización y colaboración entre todos los miembros de la familia.
Uno de los cambios más significativos en cuanto a la conservación del ambiente es la compra de productos biodegradables. En la actualidad se puede conseguir detergente, champú, jabón y desinfectante que no dañan el entorno. Por otro lado, el cambio en el uso de bolsas plásticas por las de tela para acarrear víveres y otros objetos es otra medida sencilla pero altamente positiva.
La selección de los desechos según su origen: vidrio, plástico, metal, papel, en contenedores diferentes es la forma más básica y funcional de recoger los desperdicios en casa.
Al hacerlo solo tendrá que depositarlos en los lugares dispuestos para ello en puntos específicos de la ciudad. Los niños aprenden esta conducta de los padres, en su rutina diaria.
En la cocina
Es preferible retirar de los platos, ollas y demás utensilios los restos de comida antes de meterlos al fregadero para impedir que se mojen y sean foco de malos olores, atraigan moscas que puedan provocar la aparición de gusanos y enfermedades.
La recolección de los restos de la comida diaria es más fácil si estos residuos están secos.
Huerta orgánica
Las hojas secas y la grama del jardín sirven para hacer el mejor abono para sus plantas. Se necesita un contenedor que cubrirá con las hojas y restos de grama podada. Luego, se coloca dentro la materia orgánica y se cubre con otra capa de hojas; así continúa hasta el final. Se tapa y al pasar unos días se puede utilizar el abono de tierra.
Marilin Pino A.
El Universal
