lunes, 25 de julio de 2011

"El problema económico no es simplemente producir bienes y generar empleo"

RSE Caracas.- Para el economista Emeterio Gómez en la época actual es "ineludible" que las empresas asuman el problema moral y una dimensión ética en sus modos de hacer negocios.

Un grupo de clientes deja de comprar ropa de una marca determinada porque se demuestra que el fabricante emplea mano de obra infantil; una masa de consumidores desiste de usar un servicio porque la compañía que lo ofrece contamina el medio ambiente.


Apenas son dos escenarios posibles que obligan a las compañías a replantear sus modelos y las formas cómo hacen sus negocios.


Para el economista Emeterio Gómez, el capitalismo continúa siendo el único modelo capaz de generar riqueza y bienestar de forma masiva. Sin embargo, observa una necesidad de cambio. "El capital requiere una dimensión ética que no ha desarrollado en los 400 años que tiene de existencia".


Algunos errores del pasado, experiencias desgastadas y, sobre todo, una nueva corriente mundial obligan a las empresas, como principales exponentes del capitalismo, a pasar de la "responsabilidad social" a la "responsabilidad moral".


Durante años, Gómez ha estudiado los quiebres de algunas de las creencias que fundamentaron la cultura Occidental. Más que una nueva crisis, la época actual para el capitalismo y las empresas implica el desafío de encontrar la palanca que les garantice el salto hacia el futuro: la ética.


¿Cómo introducir ese giro, esa dimensión ética?


Debe venir de muchas partes, pero fundamentalmente de la empresa y más que la empresa, del empresario. La empresa es una institución que no tiene una dimensión ética per se, la tienen los empresarios, los accionistas, los altos ejecutivos. Es la empresa, en general, y el empresario, en particular, quien tiene que asumir eso. Luego vienen los complementos: la Iglesia, la sociedad civil y las asociaciones de consumidores.


¿Por qué creer que una empresa asumirá esa preocupación espontáneamente?


Esa es la pregunta clave. La respondo a dos niveles: uno es lo que a la empresa se le impone: el ambiente mundial está cambiando y hay que cambiar con eso. En los países del primer mundo ya hay legislación para satanizar a la empresa que no cumple con los derechos humanos, eso es una presión que viene de la sociedad, pero por otro lado en el mundo se está produciendo un cambio sustancial hacia la comprensión por parte de las personas, no tienen que ser los capitalistas solamente, de la dimensión ética.


La ética hasta hace 10 o 15 años era valores que uno tenía. De 15 años para acá ha venido agudizándose una comprensión de la ética como un problema que no tiene que ver con los valores que se tienen, sino con la capacidad que tú tienes de impulsar los valores.


¿Quienes no entren en esa corriente podrán sobrevivir?


O entran o entran. O entran o se van a quedar al margen de todo este proceso, hay, por supuesto, mentalidades primitivas allí como en todas partes que nunca darán el salto. ¿Cuánto tarde la masa de empresarios en empatarse en eso? Eso no lo puede prever nadie, pero evidentemente es un proceso que va avanzando. En la medida que las empresas empiezan a crecer y a aparecer estos monstruos transnacionales de ahorita es ineludible el problema moral.
Entonces puede seguir existiendo un mercado sin ética, pero probablemente muchas empresas sin ética no perdurarán.

No diría que sucumbir, no lo pongamos tan drásticamente, pero van a ser afectadas, sin ninguna duda van a ser afectadas. Las grandes empresas empiezan a asumirlo, todas las grandes empresas trasnacionales tienen desarrollado el departamento o el área de responsabilidad social, aunque sólo sea por la formalidad, pero evidentemente empiezan a tenerlo y a asumir el problema.


En el caso venezolano, ¿es consciente el empresariado de estos cambios?


Cualquier evaluación que se haga sobre el empresariado venezolano hoy, evidentemente tiene que estar enmarcada en lo que estamos viviendo, en el comunismo del Gobierno, del abierto proyecto comunista de Hugo Chávez, la vocación explícita de destruir a la empresa privada, ese es el elemento clave. Por supuesto que eso pone la espada de Damocles en la garganta del empresariado venezolano, cuya primera reacción, es asumir la dimensión social, tal vez no porque estén muy convencidos, sino porque la situación política impone con toda razón y perfectamente comprensible el asumir la dimensión social. Ahora dentro de ese contexto, como segundo elemento derivado, evidentemente el empresariado venezolano está haciendo un esfuerzo por montarse sobre la ola, sea por porque le conviene, que es lo fundamental, o sea porque ha comprendido en alguna pequeña medida que el problema económico no es simplemente producir bienes y generar empleo, que fue la fórmula de siempre. Poco a poco ha ido calando la idea de que eso no basta y que es necesario incorporar a la gente al proceso social-moral no sólo a los trabajadores, sino al conjunto de la sociedad.


Pero también hay beneficios para las empresas detrás de todo esto.


El empresariado poco a poco empieza a darse cuenta que ser ético paga, poco a poco empieza a darse cuenta que hacer trabajo social y hacer bienestar social genera una clase que va a comprar más sus productos, que va a tener un nivel de vida superior y, en consecuencia, un nivel de consumo superior. Eso, en términos absolutamente técnicos, es una ampliación del tamaño del mercado. Si cada persona en vez de consumir 10, consume 30 o 40 y tiene un nivel de vida superior, ¿quién va a proveer ese nivel de vida superior? Las empresas que producen la vivienda, la ropa, el entretenimiento. Todo eso genera un proceso masivo de generación de valor, de ampliación del tamaño del mercado para ser atendido por las empresas.


"El problema económico no es simplemente producir bienes y generar empleo" - El Universal

Roberto Deniz

EL UNIVERSAL

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