
La recesión económica mundial ha rebajado las perspectivas en la actividad de nuevas promociones, debido a las estrictas condiciones de crédito y a la disminución de la confianza empresarial. El segmento de edificios residenciales se mantuvo bajo, debido a altas tasas de desempleo, mientras que el inmobiliario de empresa fue testigo de una caída en las tasas de ocupación y de los alquileres.
El residencial registró la disminución de nuevas construcciones, y el deterioro del valor de las propiedades.
No obstante el mercado inmobiliario global se está recuperando lentamente de la recesión económica impulsado por el fortalecimiento de los fundamentos, la mayor disponibilidad de capital y la disponibilidad de fuentes alternativas de financiación. El gasto de las empresas mejoró en aquellas áreas geográficas donde se recuperó la actividad industrial y aumentaron los flujos de capital hacia él.
La promoción aumentó en unos pocos mercados de Estados Unidos, y tuvo un importante resurgimiento en Canadá y China. Sin embargo, los propietarios de los edificios se continuarán enfrentando a unas condiciones difíciles, mientras el valor actual de sus propiedades siga siendo inferior al coste de adquisición, y sus deudas hipotecarias estén más altas que el valor de los bienes subyacentes.
Los embargos hipotecarios y la morosidad seguirán afectando al sector. A nivel corporativo, el desarrollo de las empresas se está centrando fundamentalmente en la reducción de la deuda, el control de costes y la gestión de riesgos.
Los mercados europeos se ven asediados por una serie de retos, tales como las medidas de austeridad impuestas por los países en dificultades, las regulaciones del mercado financiero, y una crisis de la deuda soberana que no se acaba de resolver.
A pesar de la sombría situación actual, se espera que aumente la disponibilidad de capital en el futuro con los fondos que fluirán de los inversores extranjeros, tanto de los fondos de capital privado como de los institucionales. Sin embargo, la mayor parte de la inversión se orientará hacia las grandes ciudades, económicamente robustas, tales como París y Londres.
Sin embargo, en los países asiáticos como China, India, Hong Kong, Tailandia y Vietnam, el inmobiliario sigue boyante, debido al fuerte crecimiento de sus economías. El aumento del poder adquisitivo de las personas y el incremento de la actividad empresarial provocan el buen comportamiento del mercado inmobiliario de esa región.
Fuente: http://www.realestatepress.es
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