viernes, 11 de octubre de 2013

Reacciones en el tráfico


Con el paso de los años las personas experimentan un deterioro en sus capacidades sensoriales y sus habilidades. La vista, el oído, la capacidad motriz son aspectos sensibles al envejecimiento. En el plano de la conducción, tener una audición y percepción visual reducidas impide captar claramente o a tiempo los estímulos del entorno. Así, la persona puede llegar a reaccionar fuera de tiempo, con lo cual se pone en riesgo y afecta a terceros.

Independientemente del bajo porcentaje de accidentes que puedan tener personas de edad avanzada en cada ciudad, es importante considerar las razones por las cuales son incluidos en los índices de siniestralidad.

El desenlace cuando una persona de edad reacciona de forma tardía -cuatro o cinco segundos de diferencia- ante un peatón, un auto, el cambio del semáforo puede ser un atropello, choque. ¿Las causas? El conductor tiene reflejos motores más lentos, confunde los colores del semáforo, calcula mal la distancia respecto al peatón.

También puede estar bajo los efectos de algún medicamento que le provoque somnolencia o merme su capacidad de reacción.

El aspecto central no es la culpa sino la prevención. Las medidas que surgen al analizar el tema se deben orientar a buscar formas de evitar accidentes, desde los más leves hasta los fatales.

En el tráfico se producen cornetazos, hay personas que escuchan música en alto volumen. Una persona de edad avanzada puede tener mayor dificultad respecto a una persona en sus 30 o 40 para reconocer dichos sonidos, saber de dónde provienen. De manera que la reacción ante estos estímulos puede también ser tardía o fuera de tiempo, lo cual podría perjudicarle.

El sentido de la vista es crucial para un conductor. Con el paso de los años normalmente se presentan problemas para distinguir lo que está delante del auto, los colores, o se sufre encandilamiento más fácilmente durante la noche.

Los procesos psicomotores tienen que ver con los movimientos del cuerpo, especialmente las extremidades. Definitivamente, es determinante la coordinación de los pedales de frenado y aceleración en una tarea tan delicada. Si al conducir la persona actúa con imprecisión y además de forma lenta, las consecuencias pueden ser de consideración.

Acceder a las autopistas, vías rápidas, intersecciones le puede costar más a una persona de edad avanzada que a un joven, pues su tiempo de reacción es mayor.

Es preciso hablar de los efectos de algunos medicamentos. Ciertamente, los adultos mayores suelen tomar varios medicamentos al día. Si alguno produce somnolencia o afecta las habilidades motoras, lo recomendable es que no conduzca.

Un sedante, antialérgicos o cualquier medicamento que provoque somnolencia puede ser el detonante de un accidente, pues la capacidad de respuesta será mucho menor o se verá anulada por los efectos de la medicina. Respecto a la conducción de los mayores también se deben considerar diagnósticos como Alzheimer, Parkinson, demencia senil, ya que afectan el desenvolvimiento tras el volante y en carretera.

Por otro lado, llegado el momento de una reducción en sus habilidades, los adultos mayores pueden negarse a que otra persona los lleve en el auto. No obstante, cuando los reflejos y capacidades comienzan a mermar o a volverse en su contra, hacer el traslado es una de las alternativas más viables. La propuesta se debe hacer con respeto y sutileza.

Otra forma de ayudar es ir con ellos a donde se desplacen; es decir, ir de acompañantes, mantenerse alerta al tráfico y advertirles sobre cualquier cambio de velocidad o giro necesario.

Marilin Pino A.
mpino@eluniversal.com

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