lunes, 10 de agosto de 2009

Sobreponerse a la depresión

Hay medidas que puede aplicar para conservar el empleo mientras se cura


Fawn Fitter sabía que aquello no era otro mal día en el trabajo. Hacía lo que le encantaba: escribir sobre carreras profesionales para importantes publicaciones. No tenía jefe a quien rendir cuentas; dado que era una trabajadora no dependiente y ni siquiera tenía que ir a una oficina. Pero, llegó un día en que hacer una llamada le costaba un mundo. Su depresión le duró meses.
Gracias a su capacidad para transformar los acontecimientos en palabras y la Psicoterapia, además de buenas horas de sueño, salió de ese estado. No sólo se recuperó; pensó que millones de personas seguramente habrían pasado por la misma experiencia y escribió una guía sobre cómo enfrentar la depresión en el sitio de trabajo.
“El trabajo no espera a que la depresión se vaya”, dicen Fitter y Beth Gulas, coautora de la guía. Ofrecen consejos para conservar el empleo cuando sabe que su desempeño no es óptimo y le aterra el hecho de que pedir ayuda no sólo haga que igualmente le despidan, sino que también le descarten para otros empleos.
Primero compruebe si realmente tiene depresión. En la oficina, se manifiesta en forma de problemas con la concentración y la memoria.
También, dificultad para procesar información; irritabilidad o apatía; sensación de desaceleración o, por el contrario, inquietud. “La depresión es algo que no se puede ocultar”, señala Fitter. “La gente se da cuenta”, agrega Gulas, “pero no habla de ello, lo cual hace que el tema sea más tabú”. Si está deprimido necesita preguntarse si su empleo contribuye con su depresión y debe planificar lo que hará para enfrentarse a esa situación.

Flexibilidad
Tiene que preguntarse si la depresión está afectando su capacidad de realizar su trabajo y cómo encarar esa situación.
No deje de interactuar con sus compañeros. No sucumba a la tentación de aislarse. Mientras menos visible sea, más peligro correrá su empleo. No intente llevar las conversaciones; en lugar de ello, haga preguntas.
Preste atención a su apariencia. Haga un esfuerzo especial por lucir bien. Cuide de su persona, de forma que tenga fuerzas para enfrentar la situación. Evite cambios en su rutina diaria; no considere transferencias a otros cargos o ciudades.
Debido a que mucha gente no comprende la depresión, píenselo dos veces antes de contarle a alguien que enfrenta esta enfermedad. ¿Y si necesita algún tiempo libre o reorganizar sus responsabilidades? ¿Y cuánto es conveniente que revele? También debe determinar quién es confiable. Siempre que converse sobre su depresión, primero exprese sus fortalezas y lo que puede hacer. Sea específico respecto de qué ajustes pudieran ayudarle.
Traducción José Peralta

Despiece
Más recomendaciones
–Reduzca sus responsabilidades o al menos no asuma nuevos deberes. ¿Puede conseguir un asistente? ¿Puede trabajar en casa dos días a la semana? Procure obtener la cooperación de su supervisor, para que su ausencia dirija la atención a cambios en su comportamiento.
–Reserve espacio para su persona en su horario. Tómese 10 minutos a la hora del almuerzo simplemente para salir y respirar profundo. O dé una corta caminata.
–Mantenga la compostura. Un momento de llanto puede hacerle sentir mejor, pero puede desconcertar a sus compañeros. Si estalla en llanto, vaya a un lugar privado para serenarse.
–Busque ayuda. “Usted tiene una enfermedad que amenaza su vida y necesita ver a un médico”, dice Fitter. Puede consultar uno por el seguro de su compañía. Y si esto le preocupa, búsquelo por fuera. Es poco probable que su jefe o compañeros tengan acceso a su historia médica.

Hara Estroff Marano
Psychology Today

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