Los fabricantes de autos, en conjunto con diversos investigadores, realizan cada año los llamados crash tests, que no son otra cosa que las pruebas de choque de sus diversos modelos. Es posible que las investigaciones acerca de las causas y soluciones a los arrollamientos y colisiones se hayan iniciado hacia los años 1930 en Estados Unidos. Con la introducción vertiginosa del automóvil como parte integral de la vida de las personas emergió el problema de las muertes a causa de choques y atropellamiento. Las autoridades y los fabricantes de carros tenían que hacer algo para frenar la situación además de lograr que sus productos fuesen más seguros.
En la actualidad, las distintas marcas realizan múltiples pruebas de choque, enmarcadas dentro de una normativa, antes de lanzar al mercado un nuevo modelo. Para estos ensayos se utilizan maniquíes o dummies, que reciben los impactos durante los choques y volcamientos.
Los resultados permiten determinar en qué aspecto de deben hacer ajustes, cuáles áreas no se han tomado en cuenta y todo lo que puede representar un beneficio para el conductor, además de las personas que se desplazan a pie por las carreteras.
Las estrategias de reducción de daños han llevado a fabricantes como Genaral Motors y Ford a desarrollar dummies cada vez más similares a las personas en peso y estatura con el fin de obtener resultados veraces.
Estos maniquíes están equipados con sensores distribuidos en todo el cuerpo, que permiten registrar entre 30 y 35 mil datos durante un choque típico (con una duración entre 100 y 150 milisegundos).
Cambios favorables
En sus inicios, los autos estaban conformados por piezas rígidas. Por lo tanto, prácticamente toda la fuerza del impacto en una colisión era recibida por los ocupantes, que sufrían lesiones de gravedad o morían.
Gracias a los avances en el área de materiales y diseño, ingeniería y tecnología en general, ahora en la fabricación de los autos se utilizan materiales que absorben el impacto así como dispositivos que ayudan a reducir la incidencia de accidentes así como los heridos y muertos.
Estos dispositivos, que van más allá del cinturón de seguridad y los airbags, son una exigencia de los organismos de seguridad, como el IIHS (Insurance Institute for Highway Safety, por sus siglas en inglés), que cada año selecciona los vehículos más seguros en su Top Safety Picks.
De hecho, durante 2010 el IIHS exigió mecanismos de refuerzo en los techos de los carros para reducir riesgos en caso de volcamiento. De acuerdo con Adrian Lund, presidente del IIHS, en un año los fabricantes han duplicado el número de vehículos que cumplen el criterio de Top Safety Pick; una noticia alentadora para los consumidores.
En el Top Safety Picks de este año, fueron premiados 66 modelos premiados entre los que destacan Toyota Scion tC, Mercedes Clase E coupé, Kia Optima, Volkswagen Jetta sedán, Chevrolet Cruze, Volkswagen GTI, Volkswagen Touareg, Ford Explorer, Hyundai Santa Fe y Mercedes GLK.
Por Marilin Pino A.
El Universal