Una enfermera decidió dedicarse al diseño web, un periodista a la enseñanza de kung fu y una abogada a ser cantante en bares nocturnos, dejando atrás carreras que ya no llenaban ese espacio de la pirámide de Maslow que se denomina “autorrealización”. Se nos obliga a escoger la profesión del resto de nuestras vidas a los 17 años, cuando somos aún muy jóvenes. La presión familiar para que optemos por una carrera que se asocie a poder, prestigio y buenos salarios nos puede llevar a estudiar algo que nos es ajeno y extraño, y aunque seamos buenos, nos hace sentir poco auténticos. Al incorporarnos al mercado laboral aparecen los síntomas inequívocos de una decisión forzada: insatisfacción permanente, desmotivación, irritación cada vez que nos demandan nuevas responsabilidades, sensación de obligación, entre otros. El tope de la pirámide se llena si trabajamos en algo en lo que nos sentimos nosotros mismos, que encaja con nuestro sistema de valores y nuestras aptitudes naturales, señala un trabajo del nytimes.com titulado The true calling that wasn’t.
Hora de decidir
La gente teme dar un giro profesional.
La razón es que piensa que tendrá que comenzar desde cero, aceptando un salario más bajo. Esto puede suceder al principio, pero luego más bien el hecho de tener dos carreras permite optar a un mejor ingreso. Antes de tomar la decisión, debemos descartar que la desmotivación se deba a circunstancias accesorias como baja remuneración, tensiones con el jefe, falta de compatibilidad con el clima organizacional o que la empresa nos queda lejos. De ser estos los problemas, bastaría con buscar empleo en otro lugar, sin necesidad de abrirnos camino en otro ramo. En promedio una persona cambia de carrera de tres a cinco veces en su vida, señala el portal especializado en recursos humanos Quintcareers.com.
Pasos
Lo primero que debemos hacer es redescubrir nuestras pasiones: ¿qué nos energiza?, ¿qué hacemos en nuestro tiempo libre? Hay tests que son de gran ayuda en este sentido. Cuando tengamos claro nuestro norte, haremos una lista de carreras que se relacionen con esas pasiones que identificamos y analizar si hay aptitudes de nuestra vieja profesión que sean aplicables a la nueva. Quizás tengamos que volver a estudiar. No nos conviene renunciar al trabajo en esta fase. Mejor conservarlo un tiempo más para poder pagar la matrícula del curso que necesitemos. Conocer profesionales del área es clave. Nos pueden dar información sobre empresas, detalles de cargos y recomendarnos.
Buscar trabajo
Recordemos que en nuestros primeros trabajos debemos estar dispuestos a todo: laborar horas extra, de noche, fines de semana, mudarnos de ciudad, incluso aceptar un salario bajo con un aumento negociable a corto plazo, mientras ganamos experiencia, señala Quintcareers.com. Hay casos en los que la gente cambia de carrera pero no de empresa; si ofrece oportunidades en nuestra área de interés es una buena opción porque nos podría pagar los cursos.
Claves para redescubrirse
- ¿Qué hace en su tiempo libre por placer? ¿Qué tipo de aptitudes se le dan de forma natural?
- Recuerde cuáles eran sus materias favoritas en el colegio.
- ¿Cuál es su trabajo soñado? Destape su imaginación, aquí puede decir “estrella de rock” aunque no tenga oído.
- ¿Qué cosas lo energizan: trabajar bajo presión, la competencia, los animales.
- ¿Cuáles han sido sus áreas de interés (hobbies) en los últimos diez años?
- ¿Cuáles son los cinco valores más importantes para usted? ¿Cuáles son sus temas favoritos para leer?
- Cuando familiares y amigos le piden ayuda ¿qué le piden? ¿Le han dicho sus seres más cercanos que sería perfecto para cierto tipo de trabajo?
- ¿Qué tipo de ambiente laboral le gusta más: acelerado, cambiante, lento, predecible?
- ¿A qué se dedican sus amigos más cercanos? Puede aprender mucho de usted mismo analizando a sus amistades.
Carolina Rodríguez T.
Especial para El Universal