viernes, 2 de diciembre de 2011

Chevrolet Captiva 2.2

Chevrolet llama nuevo al Captiva que presentó en los inicios del verano y la verdad es que, sin llegar a los cambios drásticos de una nueva generación, sí hay que ponderar que la remodelación operada refuerza la imagen de elegancia del modelo sin menoscabar el aspecto atlético.

En una primera mirada, el Captiva 2011 ha ganado mucho en presencia con los retoques operados en el capó, donde dominan unas líneas muy en relieve y una parrilla agrandada. Las modificaciones entran de lleno en el juego de guiños cualitativos para dotar la remodelación del valor añadido de componentes más altos de gama.
Así, los faros adoptan ahora una forma cilíndrica encerrada en marco de prisma.
El juego de intermitentes se integra en los espejos retrovisores y la ventilación lateral de los pasos de rueda delanteros toma un trazo más anguloso que insinúa una imagen más deportiva.
La línea lateral sube la línea de cintura en progresión desde adelante hacia atrás, lo que realza la altura del coche y con ello acentúa la filosofía todoterreno del Captiva.

En los lados de la zona trasera se juega a la decoración de unos marcos transparentes muy estéticos y llamativos.
En la trasera poca, por no decir ninguna, originalidad. El portón musculoso y abombado, tan propio de tantos modelos, los pilotos encastrados en marco geométrico, defensas potentes y doble tubo de escape en lo más bajo, dibujan esta zona del coche, la más anodina.

La accesibilidad al interior es fácil desde cualquiera de las puertas por el protuberante marco y una altura de estribos que tampoco es excesiva. Dentro del auto hay suficiente superficie para 5 viajeros, con alguna reserva respecto a la comodidad del tercer integrante de la segunda fila, pero en los delanteros hay profundidad para estirar bien las piernas, además de un reglaje bien dimensionado en altura y longitud.

La textura de los asientos es un plus de comodidad. Las mismas percepciones favorables están en la adecuada separación de filas entre asientos.
En el Captiva se puede abrir una tercera fila de asientos, aunque un tanto estrecha.
Este recurso puede limitar la capacidad de equipaje, pues anula la superficie libre del maletero.

Sin embargo, la retirada de los asientos (abatibles), que se hace de forma muy sencilla, deja libre un suelo plano que facilita la ubicación de los objetos.
Atractivo diseño
La superficie acristalada del Captiva faculta una buena panorámica delantera, trasera y lateral, al tiempo que en días luminosos permiten un ambiente alegre dominado por la luz.

En una visión sobreelevada del tráfico influye la altura del vehículo.

El ambiente interior también tiene modificaciones, con un aspecto más alegre y originalidad
Ha cambiado el formato del salpicadero, más envolvente, con buena distribución de los elementos de control, intuitivos para la vista.

En equipamientos, puede presumir de una equipación más que generosa, aunque se trata de la versión más alta de gama , la LTZ.De ese equipamiento, citar un sistema de retención temporal (3 segundos) en pendiente, cámara de visión trasera y un sistema de navegación (opcional) que se revela como de fácil manipulación en la búsqueda y configuración de destinos, al tiempo que se deja ver con suma facilidad por la nitidez y dimensiones de la pantalla.

Se echa en falta, por contra, el avisador de cambio de velocidades para tratar de optimizar el consumo.

El motor del Captiva 2.2 era el de más alto registro de potencia, 184 CV, en el ciclo diesel, con una cilindrada de 2.2 litros.

Se trata de un nuevo propulsor, dado que la gama 2011 del Captiva no escapa a los cambios bajo el capó y se apunta a cuatro nuevas opciones.

El motor parte de un cierto rumor diesel que, incluso en frío, ya ha sido superado en otros modelos de este mismo segmento.

Le falta un punto de refinamiento. Pero en prestaciones se comporta conforme a lo que se espera de su alto registro de potencia.

Rápido en reacciones, responde bien al movimiento del acelerador actuando a bajos regímenes y en el más alto desarrollo de la transmisión.

Si en las prestaciones y en los rendimientos motrices cumple sobradamente, la faceta del consumo no le acompaña, pues es un vehículo de alto consumo, incluso en conducciones prudentes y trayectos largos.

El fabricante homologa un consumo alto de partida de 6,6 litros, pero en la realidad no se conforma con menos de 9 litros.

La transmisión, manual de seis velocidades se desglosa en los desarrollos más limitados de las relaciones cortas y mucho más largos de la quinta y la sexta.

Para rodar se ayuda de un sistema clásico de suspensiones, con algo de dureza.

Ello tiene el contrapunto de una pisada muy segura, como seguridad también transmite en la toma y salida de curvas que ejecuta sin movimientos bruscos y sin balanceos, pese a su altura.

Las condiciones off road, ya que esta versión es 4x4, están enraizadas en una tracción integral que se conecta automáticamente por medio de un embrague electrónico cuando las condiciones de ruta lo aconsejan.

En ese paso, la tracción se reparte a partes iguales entre los trenes delantero y trasero.

En precio no queda mal (en Europa) y refuerza la apuesta de Chevrolet como marca de acceso del Grupo General Motors, pese a la exclusividad del segmento en el que se encuadra este modelo.

Al atractivo precio nominal acompaña un equipamiento de serie con argumentos para atrapar a la clientela.



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