viernes, 1 de noviembre de 2013

Transformación Radical de Peugeot



Transformaciones tan importantes en el nuevo 308 pueden tener origen en que es el primero del Grupo PSA Peugeot Citröen en asumir la nueva plataforma modular E-MP2, lo que llega a imponer cambios de criterio más ambiciosos y arriesgados en el mercado actual.

No hay que olvidar, por otra parte, que en estas cosas del mundo del automóvil las modas juegan un papel decisivo, y hoy, ésta la impone el modo de hacer alemán, y ese es un rasgo muy visible en la nueva configuración del Peugeot 308.

El nuevo 308 es un vehículo que, en la primera toma de contacto, ha transmitido excelentes sensaciones tendentes a posicionarse -con muchos argumentos- en ese termómetro que es la competencia en el segmento más concurrente del automóvil europeo con el Volkswagen Golf.

En ese objetivo coinciden las nuevas formas del 308, que entra en un dibujo más diáfano y limpio, dominado por aristas, con una delantera adaptada al nuevo estilo de la firma en la forma de la parrilla y la toma de aire inferior. La concesión a la originalidad son los faros donde quedan bien visibles las luces de día, con 62 LED, un registro cuantitativamente llamativo.

La línea de cintura está bien proporcionada en su complementariedad con la zona acristalada. Se dejan ver unos cortos voladizos y un tercer pilar posterior, donde la visión se concentra en una tercera ventanilla de trazada rectangular que, sobre el escenario, realza la elegancia general del auto.

La trasera seduce por las luces de los pilotos en una creativa forma de cintas luminosas verticales que en la oscuridad traza una forma sencilla, pero muy atractiva.

Como los números cuentan, queden éstos como demostración de lo que el nuevo 308 impone en su construcción y diseño: una longitud reducida en dos centímetros, altura en cuatro, anchura en uno y concesión a la ganancia, de sólo 1 centímetro, en la distancia entre ejes; y la sorpresa: maletero de 470 litros, 40 más que en el modelo anterior. Debajo viaja una rueda de repuesto de las de tipo galleta.

Al habitáculo no se han transmitido los recortes de cotas y los asume con la comodidad en los asientos delanteros, la distancia que separa el techo de la cabeza, incluso para buenos mozos/as, dejando la separación entre filas en un peor lugar, pero sin ser determinante en lo negativo.

Peugeot ha repetido en el 308 la idea del sistema i-cockpit.

Ya lo había puesto en marcha en el urbano 208, con un volante de pequeño diámetro colocado por debajo del cuentakilómetros y el tacógrafo.

Un aspecto ahora más fuerte es que los instrumentos perpendiculares a la visión se ven mucho mejor y se realzan con unas formas geométricas estéticamente loables.

La gama de motores no parte con exceso de opciones, aunque se añadirá un buen lote a lo largo del año que viene. Ha tocado probar en la aventura alsaciana un gasolina 1.6 THP de 155 CV y un diesel 1.6 e-HDI de 115, ambos ya muy contrastados, como el resto de los pioneros en el modelo. Lo nuevo está por venir y esto puede demorar algunas decisiones de compra. De todas formas, hay equilibrio en las prestaciones de estos propulsores de salida.

El diesel forma parte de la tradición del grupo francés, y aquí es difícil que se dé algún tipo de fiasco. Este motor de 115 CV abunda en su regularidad, comportamiento excelente y silencio de marcha. No tiene la viveza del de gasolina, pero apunta maneras en las aceleraciones y respuestas desde bajos regímenes de giro. A estas virtudes une la del consumo contenido.

La diversión con el nuevo 308 está plenamente asegurada a la hora de rodar. Y con el añadido de una sensación absoluta de seguridad. Pura emoción, con el agregado de una dirección rápida y precisa.

Ángel Alonso

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