lunes, 8 de noviembre de 2010

Empleados competentes

Destacan tanto por la calidad de su trabajo como por su disposición a laborar

Cada día más las empresas contratan a personas que además de estar capacitadas para solucionar problemas de la práctica profesional saben adoptar formas de comportamiento que satisfacen las exigencias del cargo a ocupar. Son aptitudes que minimizan el tiempo que se invierte en su entrenamiento, aumentan la confianza en el equipo de trabajo y el éxito en la gestión de la compañía. Los empleados deben ser altamente profesionales, proactivos y organizados, tener claro cuál es el perfil de habilidades requerido para su puesto, mantener una actitud positiva, comunicarse eficientemente y trabajar en equipo.

Profesionalismo

Sin duda, hay diferencias definidas entre el protocolo que existe a nivel interpersonal entre colegas, por una parte, y empleados y jefes, por la otra, y la etiqueta y el comportamiento en el lugar de trabajo. Son normas sobre políticas y procedimientos internos que deben regir el trato de un trabajador con sus superiores y viceversa, el lenguaje usado en los mensajes escritos y el código de atuendo. Éstos difieren en la forma de una empresa a otra pero que en substancia siempre son las mismas. Dominar el delicado arte del profesionalismo en cualquier ambiente laboral es lo que diferencia a un empleado de los demás.

Una actitud positiva

Cualesquiera que sean los recursos y el tiempo disponible, un factor clave para superar cualquier contratiempo laboral es mantener una actitud positiva. Es estar dispuestos a asumir los riesgos para solventar un conflicto entre compañeros o sencillamente continuar trabajando con esmero en un proyecto largo y difícil. Superada la situación, hay que mostrarse contento y agradecido en lugar de seguir resentido, puesto que está última actitud puede seguir creciendo y hasta estallar.

Planificar las actividades

El empleado eficiente tiene muy claros los objetivos de sus funciones y los revisa periódicamente. No pierde la dirección, no malgasta tiempo ni energías en actividades secundarias o innecesarias. Repasa sus metas y establece tareas diarias específicas, determina el tiempo que le tomará realizar cada una, anticipa los obstáculos a los que puede enfrentarse y las organiza por orden de prioridad.

Pasar a la acción

El trabajador competente es proactivo y encuentra soluciones prácticas a los problemas. Se concentra en sus responsabilidades dentro de la empresa y no pierde el tiempo quejándose reiteradamente. Para él no existen problemas, sino soluciones. Es importante considerar que si no damos lo mejor de nosotros mismos en los momentos de crisis, no hacemos frente a una situación adversa o si evitamos un proyecto harto difícil, son muchas las probabilidades de que seamos uno de los desafortunados en la siguiente reducción de nómina. Una situación lamentable.

A tomar en cuenta
  • Puntualidad. Llegar temprano para comenzar a trabajar a la hora es una virtud invaluable, un aspecto fundamental relacionado con la productividad de toda empresa. Los superiores lo toman en cuenta.
  • Comunicación. Un empleado que no sepa cómo comunicarse o que lo haga pobremente no podrá forjar relaciones saludables, en tanto que uno que sea ducho en el arte de la comunicación puede disfrutar grandes beneficios gracias a su destreza.
  • Organización. Una de las ventajas de ser organizados es que siempre encontramos lo que estamos buscando. Ello permite que podamos trabajar de manera ordenada y saquemos el máximo provecho del tiempo. El desorden crea un sentimiento de agobio, cuyo resultado es la tensión. Se aplica a cualquier documento físico o digital, artículos de oficina y, en general, al estado en que se encuentra el escritorio. Al ordenar montones y montones de papeles y carpetas no se pierde tanto tiempo buscándolos.

Servio Viloria

Especial para El Universal

servioviloria@hotmail.com

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