viernes, 22 de noviembre de 2013

Kia Carens, Satisfacción Europea



Kia conforma los avances incuestionables en toda su gama de cara a los gustos del cliente europeo. El monovolumen compacto de la firma coreana ha ido contracorriente en la primera prueba de Efe al Carens. Primero, por la asignación de un motor de gasolina, de cuota ínfima en un segmento como éste. Segundo, por el comportamiento: desarrollos cortísimos en primera, segunda, tercera y cuarta, algo más extendido en quinta y muy amplio en sexta. Una configuración expresa para optimizar el consumo, algo a lo que no se llega del todo, y ya se darán las razones. A cambio, se penalizan, y cómo, prestaciones fundamentales.

La conclusión es que este es un motor para fanáticos de la gasolina o irreductibles antidiesel. Llega a ser exasperante en sus reacciones, muy pesado. Recupera con dificultades.

Un ejemplo gráfico: a 60 km/h y, poco menos de 2.000 rpm ya pide sexta, lo cual hace difícil expandir todo el desarrollo a través de regímenes largos en las marchas intermedias. Demanda en ese tránsito continuos cambios de marcha.

Su mejor momento lo oferta desde las 4.000 rpm, pero si se contrasta este régimen de giro con el gasto instantáneo en ordenador el consumo más de 15 litros. Las bonanzas de su consumo empiezan a quedar en entredicho y el chasco se completa cuando el registro medio de la prueba deja en el mismo ordenador casi ocho litros, en un contexto de coche a media carga. Con el añadido de casi nulo uso del aire acondicionado y entorno de conducción muy mayoritario en carretera.

Presenta las credenciales de 135 CV, numéricamente importantes para una cilindrada de 1.6 litros, además de lo más avanzado en sistema de alimentación con una inyección directa, pero en rendimiento la caballería está escondida, como dormida, presa de una hipotensión, y el espabile no tiene otro remedio que apretar el acelerador. Si con este coche, en esta versión se pretende un agradable paseo: objetivo conseguido. La transmisión manual de seis relaciones figura en toda la gama del Kia Carens, supeditada a ese extraño rendimiento del motor.

Kia, por otra parte, refrenda en este Carens, avances de conceptos muy interesantes, los propios de un vehículo de su condición y prestaciones. El diseño se ha modernizado y "pulido" mucho respecto del antecesor, por esa silueta deportiva que adopta con el habitáculo más adelantado y el pilar "A" por delante del centro de la rueda delantera.

De frente confirma su aerodinámica, con un capó en abierto ángulo de caída, la parrilla en forma de pajarita propia de la marca y el logotipo visible. El escenario culmina en la parte más baja con unos faros antiniebla grandes y en un sugestivo trazo rectangular. Las barras en el techo y un deflector trasero conforman la regularidad de sus formas.

En el habitáculo, inmediatamente se nota que refuerza las condiciones de polivalencia que tiene como monovolumen con el clásico recurso de abundantes guanteras y portaobjetos. Además de la opción, de disponer de dos plazas más (ocupando casi todo el maletero). La modularidad de los asientos empieza por estos asientos supletorios que se guardan en el piso dejándolo plano, con el abatimiento de cada uno de los tres asientos de la segunda fila y, por si no fuera suficiente, con la misma maniobra en el delantero del acompañante. Queda así una escala de volúmenes de carga en la relación 102, 492 y 1.667 litros, respectivamente.

El pasaje disfruta de gran comodidad por la buena posición en altura y el desplazamiento de los asientos que tampoco renuncian a una sujeción óptima y a la buena medida de respaldo y de banqueta.

La instrumentación es bastante diáfana y sencilla de manejo por su propiedad de intuición, sin reparar en innecesarias distracciones. Su visibilidad digna de resaltarse.

Ángel Andrés

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